La ciudad fronteriza de Eagle Pass en los Estados Unidos se ve desbordada por la trágica presencia de los cuerpos de los inmigrantes que han perdido la vida en el intento de cruzar la frontera. Las instalaciones forenses de la localidad están abarrotadas y solicitan con urgencia tanto apoyo psicológico como mayores recursos, ya que escasean las bolsas para los cadáveres y los espacios para su sepultura.
La mayoría de las víctimas perecen ahogadas al tratar de cruzar el río Bravo, aunque muchos fallecen deshidratados mientras atraviesan los extensos y desolados terrenos de Texas. El número de muertes de migrantes ha alcanzado niveles sin precedentes.
Anteriormente, las autoridades recuperaban uno o dos cuerpos al mes, pero en la actualidad esta cifra se repite a diario. En el último año del que se tienen registros, 2022, perdieron la vida 895 migrantes intentando llegar a los Estados Unidos.
El condado de Maverick requiere una inyección económica para hacer frente a esta crisis, dado que anteriormente solo necesitaba 100,000 dólares para gestionar los cuerpos de los migrantes, pero ahora solicita 1 millón de dólares.
Los difuntos son sepultados sin que sus familias tengan conocimiento de su fallecimiento, ya que carecen de documentación, y pueden pasar meses o incluso años antes de que se sepa su destino. Los equipos de rescate estadounidenses denuncian las condiciones "indignas" en las que se ven obligados a almacenar los cuerpos.
Por esta razón, Texas también ha solicitado más recursos para la recolección de muestras de ADN con el fin de identificar a los fallecidos, ya que carecen de los suministros y la capacitación necesaria para llevar a cabo esta tarea. Los socorristas se encuentran experimentando impactos psicológicos debido a la situación.